Mi escape al desierto
Mi escape al desierto
Fue una experiencia motivadora. Después de haber estado inmerso en tanta tarea escaparme por un fin de semana a un lugar lejos y poco transitado en el noreste de Jordania sonó muy bien. Sería un viaje a unas cuantas horas de las fronteras con Siria, Iraq y Arabia Saudita. Dos guías jordanos, dos de mis amigos y yo nos subimos a una camioneta. Omar, quien trabajaba en un campo militar, y otro hombre que era un verdadero beduino nos llevarían de paseo. Una vez en la carretera saqué la cabeza por la ventana y sentí el agradable viento soplar en mi rostro bajo un sol de mediodía de verano.
Ve en el mapa de abajo los lugares que visité en este viaje.
Ya había estado en Jordania por un mes y medio estudiando árabe con mis compañeros de la Universidad de Brigham Young. Yo había llegado al punto en que la tarea estaba extenuando todas mis energías y deteriorando mi humor. Realmente necesitaba un descanso. Quería escapar por lo menos uno o dos días para aclarar mi mente y este viaje de último minuto era mi oportunidad.

Nos salimos de la carretera y entramos a un camino de terracería. Después de algunos kilómetros ya ni siquiera había eso.
El Árbol Bendito
Veníamos de Safawi. Después de algunos minutos estábamos en pura tierra sin carretera, sin senderos, sin animales, sin vegetación; sólo tierra, pequeñas piedras, un cielo azul con algunas nubes frente a nosotros y una gran nube de polvo detrás de nuestra camioneta.

Nuestro camino por el desierto. La nube de polvo que se ve en la foto es lo que dejábamos atrás con nuestro paso por el desierto en nuestra camioneta.
Aceleramos hacia el horizonte desértico e interminable de un valle llamado Wadi Juhaysh. Me sentí liberado. Respiré profundamente y me sentí en paz. Sentí el aire y la libertad con él. Estaba siendo dirigido y yo podía simplemente sentarme y relajarme. Mis ojos capturaron el cielo infinito y me sentí agradecido. Vi el horizonte frente a mí como si fuera la representación de mi futuro: desconocido, esperanzado, intrigante, venturoso y emocionante.
Continuamos por unos 40 minutos que se me hicieron como cinco. Habíamos llegado a un lugar inesperado para mí. En medio de la nada, un árbol verde y denso estaba rodeado por una gran cerca. Habíamos llegado al Árbol Sahabi o también llamado el Árbol Bendito.

Una de las primeras imágenes del árbol en medio de nada. Bueno, le pusieron cerco y una caseta.

El árbol bendito o el árbol sahabi en Jordania. El árbol donde los musulmanes dicen que Mahoma se cubrió del sol en un viaje durante su juventud. Si quieren saber la ubicación exacta, las coordenadas son 32°03’57.7″N 37°08’51.8″E o 32.066025, 37.147728.
Se nos dijo que el árbol era considerado el único testigo sobreviviente del profeta musulmán Mahoma. En su juventud, el futuro líder estaba viajando en una caravana con su tío Abu Talib, y la historia cuenta que él tuvo un encuentro con un monje cristiano llamado Bahira quien había visto una nube seguir al joven Mahoma a donde quiera que fuera. El joven se sentó bajo el árbol cuyas ramas se doblaron ante él. El monje quien estaba alimentando a todos los demás de la caravana pidió que también trajeran a Mahoma.
Bahira estaba intrigado por el muchacho. Lo alimentó y le hizo algunas preguntas. Basado en las respuestas el monje concluyó que el joven Mahoma tenía las características de un último profeta esperado del cual había leído en algunos libros. Él habló con Abu Talib y lo convenció para que se llevara al joven de regreso a su casa porque había algunos judíos que habrían de querer hacerle daño. Debido a esta historia el árbol es considerado especial por mucha gente. Lo llaman sahabi que es un nombre designado a cualquiera que hubiera visto y creído en Mahoma y que hubiera sido musulmán hasta la muerte.
Después de escuchar la historia, mis amigos y yo observamos alrededor y admiramos la textura acentuada, las ramas zigzagueantes y verdes hojas del árbol. Es interesante que la carencia de otras plantas me hiciera poner mucha atención a ese árbol. Tal vez durante la abundancia es cuando menos noto las cosas alrededor de mí y es en las carencias cuando las valoro más.

Foto 1. Justo cuando entramos al área cercada y ya caminando hacia el árbol. Foto 2. Éste es un acercamiento del tronco del árbol. Noten su textura. Foto 3. El área cercada alrededor del árbol.

Ésta es una de mis fotos preferidas. Noten como la luz del sol filtrada por las hojas se torna suave y ligeramente verde. Y algunas de las ramas parecieran tener luz propia.

Mi buen amigo hablando con uno de nuestros guías frente al árbol.
La tienda de una familia de beduinos
Regresamos a nuestra camioneta y continuamos el viaje a través de la tierra desolada por unos 10 o 15 minutos. Para mi sorpresa otra vez, en tan árido y desértico paisaje vimos una gran tienda de acampar de una familia beduina y un viejo vehículo a unos cuantos metros.

Nuevamente en medio de nada vimos este vehículo de carga cerca de una tienda de beduinos.

Así se veía la tienda de los beduinos desde nuestra camioneta.
Nos detuvimos, nos bajamos y conocimos al dueño de la tienda quien nos saludó e invitó a pasar. Unos cuantos niños aparecieron mostrando gran entusiasmo cuando nos vieron. La única chica de nuestro grupo fue invitada a pasar más adentro al cruzar una división dentro de la tienda para charlar con un par de mujeres. Los hombres nos quedamos en la primera sección y nunca vimos a las mujeres.
El hombre ya grande y dueño de la tienda nos ofreció café árabe. Yo amablemente le dije que no tomaba café. Él tenía muchas ganas de compartir algo conmigo así que me ofreció té. Nuevamente decliné amablemente diciéndole que tampoco tomaba té. Me preguntó qué podía ofrecerme y se me ocurrió que una piña colada sin alcohol sería genial, pero no sabía cómo decir eso en árabe y de todas formas ni siquiera iba a tenerla así que le dije agua estaría bien. Él sonrió y le pidió a un joven que trajera algo de agua.
El joven cruzó la división de la tienda y cuando apareció de vuelta traía en ambas manos un tazón o ensaladera de metal con muchas moscas alrededor. Varias moscas estaban descansando muy a gusto sobre el contenedor. Después de haber visto el recipiente cualquier señal de sed definitivamente había desaparecido. El joven me dio el tazón pero primero se lo pasé a los demás esperando que el agua se acabara. El recipiente fue pasado de persona a persona quienes beberían un poco de agua de uno en uno. Desventuradamente el recipiente regresó a mí todavía con bastante agua adentro.
Todos me estaban viendo, sonreí mientras algunas moscas rodeaban mi rostro, manos y recipiente. Levanté el tazón, interné mi cabeza en la nube de moscas y acerqué el contenedor a mis labios con un gran deseo de vivir. Todos parecieron complacidos. Yo sinceramente agradecí la hospitalidad.
Durante los siguientes minutos simplemente nos quedamos sentados sonriéndonos unos a otros y ocasionalmente rompiendo el silencio con el mismo diálogo corto: «¿Cómo estás?», «estoy bien alhamdulillah (pronunciado aljamdulilá significa «alabado sea Dios» en árabe)» y eso fue casi todo.
A pesar de la simplicidad, el silencio, y mismos diálogos ocasionales, fue un momento feliz. Estábamos en tal situación tan inusual con un hombre que había vivido casi toda su vida en el desierto, y pese a la falta de abundancia y algunos servicios básicos, él y su familia parecían felices. Ellos mostraban verdadera felicidad en la vida. El hombre tenía todo lo que más le importaba en la vida justo ahí dentro de su tienda. Y todos adentro, al menos los que vi, parecían compartir la misma visión. No competían contra otros, no mostraban señal de arrogancia, personalidades falsas o preocupaciones por los retos de la vida. No tenían idea de muchas cosas alrededor del mundo, aun así ellos sabían que había que tener lo suficiente para vivir y disfrutar la vida.

Sentados dentro de la tienda beduina. La parte en la que nos tocó entrar sería algo así como la sala. Noten la televisión. En la foto de arriba detrás de nuestros guías se ve una gran tela colgando de color café con cuadros grandes de colores. Detrás de la tela estaban las mujeres.
Después de varios minutos nos despedimos sabiendo que probablemente nunca nos volveríamos a ver en esta vida. Ellos sonrieron y nos dijeron adiós con sus manos mientras empezamos a echar a andar el motor de la camioneta.

Nuestro anfitrión beduino saliendo de la tienda para despedirse. Ya estábamos en la camioneta cuando tomé esta foto.
El viejo fuerte
Continuamos nuestro viaje y el camino empezó a tomar forma entre rocas volcánicas, o más específicamente, rocas basálticas.

Después seguimos un sendero en el desierto rumbo a nuestro siguiente destino.
Unos 30 o 40 minutos después llegamos a Qasr Usaykhim, las antiguas ruinas de una fortaleza romana construida en el siglo III d.C. [1]. La mayoría de las ruinas eran un par de muros y puertas, pero una estructura es la que llamó mi atención, un arco aún de pie a pesar de ser relativamente delgado. Todo lo demás había sido destruido años atrás.

Llegando a las ruinas de Qasr Usaykhim.

El arco de Qasr Usaykhim. Uno de los vestigios de lo que fue una construcción romana del siglo III. Si quieren saber la ubicación exacta las coordenadas son 31°56’44.8″N 36°57’06.5″E o 31.945782, 36.951813
El arco había sido construido muy bien. En caso de un terremoto y no pueda salir ya sé a dónde ir. Oh, pero ¿y qué tal si no hay arcos? Bueno… no sé… ¿marcos de las puertas?… ir debajo de una mesa fuerte y sólida?… ¡Ah! Se me ocurrió una idea. Si algún día me toca el privilegio de tener mi propia familia me gustaría tener simulacros para diferentes tipos de escenarios. Creo que sería una actividad divertida para una noche de hogar.
Nota cultural: Algo interesante acerca de los arcos en la arquitectura es que aunque fueron desarrollados en Mesopotamia en el milenio 2 a.C.[2], fueron los romanos los que tomaron verdadera ventaja de ellos al construir arcos que pudieran soportar construcciones monumentales arriba de ellos. También fueron usados ampliamente para hacer grandes domos y bóvedas. Su éxito usando arcos solos o con domos y bóvedas ha influido la arquitectura en todo el mundo a través de los siglos. Hoy podemos ver arcos casi en cualquier país. |

Mi compañía arriba de una fuerte muralla y dos puertas que el día de hoy siguen de pie.

Desde arriba de Qasr Usaykhim se puede tener esta vista.

Otra vista desde arriba de Qasr Usaykhim.

Nuestra camioneta y guía beduino.
De regreso a las viejas ruinas. Miré a mi compañía y noté que nuestro guía beduino, quien era un hombre callado, parecía disfrutar el tiempo solo. Se subió a varias partes y se ponía a mirar el cielo, el horizonte, o el suelo soñando despierto o perdido en sus pensamientos. Lo atrapé varias veces con mi cámara.

Uno de nuestros guías era un verdadero beduino. Lamentablemente no me acuerdo de su nombre. La kufiya (o tela puesta en la cabeza) de cuadros blancos y rojos es uno de los diseños más usados en Jordania.

Nuestro guía beduino. Noten su atuendo.

Otro remolino
El regreso
Después de algunas fotos, tuvimos que regresar a casa. Fuimos de vuelta a Safawi, nos despedimos de nuestros dos guías y nos subimos en un autobús a Amán. Mis amigos y yo fuimos rumbo hacia el atardecer y nuestro día terminó en Amán.
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Safawi. Este avión es probablemente lo más icónico que van a ver de Safawi.

El autobús en el que viajamos de regreso a Amán.

Ya de regreso a Amán en autobús. Tuvimos el autobús para nosotros solos casi todo el tiempo. Mis acompañantes terminaron cansados que aprovecharon el viaje para tomarse una siesta. Yo por mi parte traté de hablar con el chofer y su amigo.

Después un par de personas se subieron al autobús. Y seguimos yendo tras el atardecer.

El camino de regreso a Amán fue con dirección hacia un atardecer veraniego.
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Referencias:
- Luck, Taylor. «Qasr Usaykhim: An Outpost on the Edge of Civilisation.» The Jordanian Times. Jordan Press Fundation, 26 Feb. 2010. Web. 22 June 2015. <http://jordantimes.com/news/local/qasr-usaykhim-outpost-edge-civilisation> (contenido en inglés).
- Life in Ancient Mesopotamia. Chicago: The Oriental Institute Museum, n.d. PDF. URL: http://mesopotamia.lib.uchicago.edu/lessons_PDF/architecture_a.pdf (contenido en inglés)
- Todas las fotografías fueron tomadas por Jesús Rosas.